miércoles, 24 de septiembre de 2008

Un problema social

Analfabetismo en la Argentina.

Según un estudio realizado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en Argentina el 71% de los jóvenes entre 15 y 21 años están en situación de riesgo educativo. Y de acuerdo a las perspectivas de los especialistas, el problema irá en aumento en los próximos años.

Es necesario saber leer y escribir. Son los elementos que le permiten desarrollarse a todo ser humano, así como defenderse y hacerse respetar en la vida. Es esencial dominar el lenguaje escrito para poder ser parte de la cultura moderna, sin embargo el 15% de la población mundial es analfabeta.
Y en la Argentina la situación no se aleja mucho de lo que ocurre a nivel internacional. De acuerdo al último Censo Nacional de Población, en 2001, sobre un total de 26.012.436 personas mayores de 15 años, el 3,6 % no había recibido ningún tipo de educación mientras que el 14,2% no había finalizado la escuela primaria y el 20, 8% no había concluido el secundario.
Sin embargo, en la búsqueda por disminuir la tasa de analfabetismo, se han creado en el país diferentes organizaciones e instituciones cuyo fin es darle las armas de la lectura y la escritura a quienes no las tienen para poder manejarse en la vida,
En este marco, son más las mujeres quienes recurren a los centros de formación para adultos. Así lo afirma María Eloisa Zunini, docente de la EPB Nº 18 de Villa Albertina ubicado en la localidad bonaerense de Banfield. “En nuestra escuela tenemos dos cursos para adultos. La mayoría de ellos están conformados por mujeres. Muchas de ellas son madres de chicos que vienen al colegio y que a la hora de firmar una nota o leer algo, están imposibilitadas de hacerlo. Acá les damos la contención necesaria y les enseñamos a través de diferentes técnicas a leer y escribir”.
Junto con las escuelas hay otras instituciones y programas dedicados a alfabetizar. Es el caso del Programa Encuentro, puesto en práctica por primera vez en 2004, cuyo objetivo es combatir el analfabetismo en la Argentina. Según María Belén, encargada de la elaboración de informes y certificados, “el programa tiene el objetivo de desarrollarse a lo largo de los años mientras los distintos gobiernos apoyen el programa”. Sin embargo la especialista hace hincapié en la dificultad para expandir el programa por completo. “Cuesta porque hay lugares inaccesibles para ir a alfabetizar. Hay lugares donde las condiciones son precarias, pero sabemos que hay que llegar, y hay que lograr que la gente se acerque”. Del curso participan personas de 15 años, de más de 50 y hasta de 80, lo que demuestra que nunca es tarde para retomar el aprendizaje.
Un ejemplo claro de ello es el de Cayetana Lupardi, de nacionalidad paraguaya. Ella llegó al país de muy joven y pasó más de la mitad de su vida sin saber leer ni escribir. Pero su todo cambió cuando conoció a Mabel, una mujer que la llevó a su casa a trabajar. “Mabel me enseñó a leer y escribir y también aprendí a leer la hora”, cuenta orgullosa. “Realmente me siento mas segura y me doy cuenta de todas las cosas que puedo hacer que antes no podía”.

Siempre hay una oportunidad para volver a empezar.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) el analfabeto es aquella persona que, a una edad de quince o mas años, es incapaz de leer un texto sencillo comprendiéndolo en su sentido global, o se halla impedida para escribir una exposición simple y breve de hechos de experiencia diaria, en el idioma elegida por ella misma.
A modo de aportar una solución a este problema social, la organización "Yo, sí puedo" enseña a leer y a escribir a aquellas personas que abandonaron el ciclo escolar o simplemente nunca asistieron a la escuela. Este programa desembarcó en el país en 2003 y se presentó como un método de enseñanza cuyo objetivo es educar a aquella parte de la población mayor de 15 años que no recibió educación formal.
Hoy, el programa cuenta con más de 500 centros de alfabetización, distribuidos en once provincias argentinas. Quienes están al frente de los cursos se denominan “voluntarios” o “facilitadores”. Muchos de ellos fueron alfabetizados y hoy son los encargados de enseñar a todos aquellos que se acercan con la intención de aprender a leer y escribir.
El programa fue creado por el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño con el objetivo de reducir la tasa de analfabetismo en el tercer mundo. Personas de entre 15 y 65 años asisten a 65 clases, de 30 minutos cada una, cinco días a la semana. El método dura tres meses. En las primeras etapas, los alumnos aprenden los números y las vocales. Más adelante comienzan a desarrollar la escritura y la lectura.
Ximena Vizzini

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