miércoles, 13 de agosto de 2008

Exorcismo Universal

“Jesucristo es el Señor”, es la leyenda que se lee en el cartel de la entrada. La Iglesia Universal del Reino de Dios tiene sedes en más de 100 países y es considerada una de las religiones de mayor crecimiento. Además, en cada sucursal hay entre cuatro y seis reuniones diarias. La congregación fue fundada en Brasil hace 30 años. Y los pastores son siempre brasileros y cuentan con obreros, que son los colaboradores.
Dos guardias de seguridad miran a todos los que ingresan. Pero el sector del templo tiene una puerta oscura, para que no se vea desde afuera. En relación a las ofrendas, en la página de Internet se aclara que “son tan santas como la Palabra de Dios y no se las puede disociar de la obra redentora del Señor”.
El lugar parece un teatro, con butacas para unas 800 personas. Al frente hay un escenario con un escritorio que tiene una cruz. “El Santuario de los Milagros”, dice en el fondo. Los fieles esperan en silencio, mientras que algunos parecen estar rezando.
“Estamos aquí para abrir el corazón, cierren los ojos y déjense invadir por el Espíritu Santo”, comienza la misa el pastor Paulo, que usa traje y corbata negra y se muestra muy enérgico y contento. Su idioma es una mezcla de portugués y castellano, por lo que se hace difícil seguirle el ritmo.
La sede de Lanús Oeste se encuentra en pleno corazón de la ciudad, pegada al Bingo, y a media cuadra de la estación. Enfrente, se encuentra uno de los colegios más conservadores de la ciudad: El Inmaculada Concepción. De todas maneras, el edificio llama la atención por si solo, resalta su pulcritud y limpieza. Además, en la entrada se encuentran obreros de la construcción, no de Dios, que están trabajando en la fachada del templo de Dios sobre un andamio.
Es una zona de difícil circulación, ya que es la de mayor movimiento de la ciudad. La avenida Hipolito Irigoyen es la más importante y con más transito de toda la zona. Colectivos, trenes, taxis y remises desembocan si o si allí.
“Acá encontré mi lugar en el mundo. Vengo todos los martes a que me saquen todos los seres malignos que giran alrededor de mi”, explicó Mariana Souto, una fiel que asiste a la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD).
Mariana es maestra y tiene 35 años, esta separada y tiene 3 hijos. Cuenta que de chica fue bautizada en la Iglesia Católica Apostólica Romana. Sin embargo, nunca se sintió atraída por esa religión. “Recién hace cuatro años, cuando comencé a venir a la IURD, me sentí completa gracias al amor de Dios. Llegué a la iglesia gracias a mi cuñada, ella tenía desde hacia 1 año, como yo me sentía mal, decidí venir”, afirmó confiada.
Además, agregó: “Al principio venía todos los días, en los horarios que podía, después me di cuenta que el encuentro que más me servía y gustaba era este. En cuanto al diezmo, yo dejo lo que puedo, imagínate que siendo docente y con tres hijos la plata no me sobra. Pero estoy confiada en que lo que yo le doy al señor es dinero bien gastado. Mi ex marido no entendía esto, el no cree en la iglesia ni en Dios”, concluyó Mariana.
Uno de los colaboradores, a los que desde la iglesia denominan como voluntarios que se empeñan en contribuir para la evangelización y la ayuda de Dios, canta: “Señor otorga a los fieles todo lo que necesiten”. Cuando el obrero toma un respiro el pastor repite en forma más clara: “Oh nuestro señor entrégale a cada fiel lo que estos requieren de ti”. Y lo mismo hacen los fieles.
Paulo exclama: “Hay que venerar al Jesucristo para encontrar la solución a los problemas monetarios, de salud, amorosos. Es por eso hermanos que levantemos las manos hacia el señor. Vamos todos, acérquense hacia mí, sientan la gracia divina sobre ustedes”. El pastor empieza a rezar mientras que todos repiten lo que dice, con los ojos cerrados y las manos sobre el corazón. Todos escuchan atentos, concentrados, no se mueven de sus lugares, es mucha la gente presente, siempre muy atenta y con mucha fe acerca de lo que se les dice.
Luego, el pastor bendice a los seguidores, pero les advierte que no todo es bondad en el mundo. Cuando hace referencia al demonio todos comienzan a zapatear bien fuerte. “Fuera, fuera, fuera”, gritan los fieles mientras se pasan las manos por los hombros, como limpiándose y quitándose todos los males que hay en su cuerpo.
Entre tantas opciones para poder escuchar y leer la enseñanza de Dios, la página de Internet se destaca entre todas. Con un fondo azul sobrio e imágenes y fotografías constantes, el sitio web informa detalladamente cuales son los propósitos de la iglesia.
Un colaborador resalta el hecho de que cada día de la semana tiene un tema asignado: “Los domingos, día de mayor asistencia a misa, se lleva a cabo la Terapia Espiritual, los lunes es día de Conferencia Empresarial, los martes es Cadena de la Sanidad, los miércoles se estudia la palabra de Dios, los jueves es cadena de la sagrada familia, los viernes –día que asistí- se lleva a cabo la sesión de descarga espiritual, y los sábados es el día de los casos imposibles”.
Para terminar, Paulo saluda con el brazo en alto: “Que Dios los bendiga a todos, espero verlos pronto”. A la salida, los obreros reparten sobres con una espina de trigo para que los fieles coloquen su diezmo ahí la próxima vez que vayan a la Iglesia. Resultó ser un día de exorcismo, de obreros y de diezmos.

Por Lorena Salvatori

Guido Braslavsky: juventud y experiencia

Fumaba un cigarrillo, estaba vestido con un jean y un pullover, cargaba montones de hojas y cuadernos. Acababa de terminar de dictar una clase en la misma facultad en la que estudió. Guido Braslavsky tiene 38 años, y hace 18 que se dedica al periodismo. Bajo el brazo tiene el título de Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Además, desde hace 11 años trabaja en el diario Clarín. Al sentarse afirma: “No puedo creer que ya tenga tantos años de profesión. Comencé a los 20 decidido a obtener una experiencia práctica”.
Nacido en Bernal, este actual profesor de periodismo asegura que no siempre quiso dedicarse al periodismo gráfico. Hasta los 15 años quiso ser veterinario, pero una profesora de biología de su secundaria le mostró que su camino no era ese.

-Llegue al periodismo cuando tenia 20 años, fue difícil decidirme, imagínate que a los 17 años, momento de decidir nuestra futura profesión, no tenes mucha idea. En realidad sabes lo que no te gusta hacer. Pero eso es todo. La verdad es que yo tenía amplios intereses, y Comunicación social abarcaba temas tan amplios como lo social, la historia. Además, decían que era la carrera del futuro. Primero hice el Ciclo Básico Común, y en mi primer año de la carrera, tuve la inquietud de que tenia que empezar a hacer algo, y me dieron la oportunidad en un semanario de Quilmes, fui a ver al director que era conocido de un conocido mío, y me permitieron empezar a colaborar.
La primera nota que escribió fue acerca de la preparación del equipo de primera de jockey del Club Quilmes y el de rugby de Centro Universitario. En ese momento, hacia deportes. Acudía todos los fines de semana y seguía la actividad deportiva.
-Fue en este semanario donde aprendí a trabajar como periodista. Definitivamente la práctica es la mejor maestra. Es que la carrera es una licenciatura, no es periodismo, le falta más praxis por lo menos en la parte final. Sin embargo, estoy totalmente de acuerdo con que los aspirantes de periodismo estudien en la Universidad, es necesario que tengan un marco teórico. No soy muy amigo de las escuelas de periodismo, creo que no sirven.
Entre sus logros, figuran haber llegado a trabajar a Clarín, según él, el diario más importante del país, Y luego dedicarse exclusivamente a lo que más le gusta: la sección Política.
-Después de estar 2 años en el semanario, colabore en La Nación, hacia notas free lance, luego en una revista que se llamaba Goles, la misma era competencia del Gráfico. A Clarín entré entre 1994 y 1995 como becario, ellos tomaban jóvenes periodistas, a partir de exámenes para cubrir el verano. Era una beca entre la Universidad Católica Argentina y Clarín. Primero trabajé en Segunda sección y después Zona. Estuve todo un año desocupado, hasta que en 1997, llamé casualmente a una editora, Maria Seoane, quien estaba haciendo un libro biográfico del dictador Jorge Rafael Videla. Así fue como me convocó para trabajar con ella en la investigación de campo. Fue un trabajo muy intenso, pero reconozco que fue un logro para mi haber entrevistado a Videla en su casa, en propio su living, tomando el té, durante tres entrevistas. Además, me sirvió para sacar una especialidad en temas militares que después desarrolle intensamente en el diario.
Se le llena el pecho al hablar de la entrevista que le realizó a Alberto Granados, el compañero de Ernesto Che Guevara en su viaje por América Latina.
-Se estaba haciendo la película, lo busqué cuando vino al país, lo entrevisté y fue muy bien editada, salió en la doble página central de los domingos, y la elogiaron mucho todos los compañeros. Fue muy gratificante.
Se queda tiempo pensando en alguna historia bochornosa, parece estar navegando por toda su historia intentando rescatar ese momento por el cual se le pregunta.
-Sinceramente no tengo ninguna. Pero siempre me pasa cuando escribo sobre temas delicados, que me voy a dormir temiendo el bochorno al día siguiente, hay veces que se avanza en notas que después te da miedo lo que pueda generar en la sociedad.
Su trabajo lo llevó a realizar variados viajes. Entre su lista de puertos visitados se encuentran: Haití, Chipre, Estados Unidos, viajes con Kirchner y Cristina Fernández. Hasta pasó un mes embarcado en la Fragata Libertad.
- Los viajes son un aspecto increíble de este trabajo, pero es difícil para la familia. A veces se extienden demasiado. Y hay que bancársela. Además, en el periodismo los horarios son bastante raros, y si te dejas absorber podes pasarte la vida trabajando y que la familia quedé en un segundo plano. Hay que respetar espacios de la vida personal, porque sino es una profesión de 24 horas. Es muy demandante. Por suerte mi familia sabe que mi trabajo es así.
El cigarrillo ya fue fumado, sus manos no se mueven de la mesa negra sucia, hay tizas, hojas, pero Braslavsky no se siente afectado. Se lo reconoce en cada palabra como un hombre simple, tranquilo, mira fijo cuando habla. Dice que lo peor que puede adquirir un periodista es el cinismo, pero que lo mejor que puede tener es ayudar a la gente. Y él ciertamente lo hace.

Por Lorena Salvatori